Antes que nada, conviene rebajar las expectativas que pudiera generar el precipitado entusiasmo de no pocos críticos a sueldo, por otra parte, un tanto perezosos: ‘Industry’ no es la ‘Mad Men’ (ídem, 2007-2015) millennial —casi centennial, o sin el «casi»—. Ni falta que le hace, añadiría yo.
Un grupo de jóvenes graduados compiten por un conjunto limitado de puestos permanentes en un banco de inversión de primer nivel en Londres, pero los límites entre colega, amigo, amante y enemigo pronto se desdibujan a medida que se sumergen en una cultura empresarial definida por sexo, drogas y ego como es por acuerdos y dividendos
Precisamente por el abismo generacional entre ambas historias —tres cuartos de siglo, una era geológica en términos audiovisuales—, carece de todo sentido buscar analogías entre ambas, más allá de su ambientación empresarial, con las patadas a la ética que ello conlleva. Los mismo sucedía, por cierto, en el caso de ‘Succession’ (ídem, 2018-2023), también comparada con la obra maestra de Matthew Weiner.
‘Industry’ es una serie que funciona por sí sola, insisto en que sin forzadas tutelas estéticas, y merced a unos rasgos de identidad —«juventud, divino tesoro», sexo y consumo de drogas bastante más explícitos de lo que viene acostumbrándose, cinismo corporativo y unas puñaladas traperas (figuradas) que dejan los tejemanejes de los Borgia en inocentes travesuras infantiles—, especialmente durante una primera temporada sencillamente deslumbrante.
En efecto, esa primera entrega deja el listón tan alto, que la segunda no puede por menos que causar una cierta decepción, bien por la reiteración ad nauseam de ciertos tropos, bien por su exageración hasta caer en la hipérbole caricaturesca. Diríase que conscientes de ello, sus responsables le insuflan nuevos bríos a la tercera con el fichaje de Kit Harington para un papel que, a su vez, busca redefinir —y relanzar— una carrera algo estancada.
El reparto constituye, de hecho, uno de los puntos fuertes de ‘Industry’. Integrado por un puñado de desconocidos a los que se les cae el carisma de los bolsillos, el alma de la fiesta —en rigor, de la rave— es una Myha’la Herrold cuyo duelo interpretativo con Ken Leung —seguramente, junto a Kit Harington, el rostro que más nos suena— alcanza voltajes rayanos en el accidente termonuclear.
Sumémosle una banda sonora que, pródiga en sintetizadores y temarrales indies —y de pronto, sin avisar ni vaselina, el ‘Gold’ de Spandau Ballet o la versión de Pet Shop Boys del ‘Always on my Mind’, entre otras chuches horterísimas—, es sencillamente un pepino.
En fin, ¿qué importa si la jerga bróker no la entiende ni un trader de Lehman Brothers? ‘Industry’ es una producción rabiosamente entretenida, puro HBO, que retrata con corrosiva agudeza y ninguna complacencia a una generación y un sistema económico cuya absoluta e inhumana falta de escrúpulos se antoja, como poco, preocupante.
Tráiler de ‘Industry’
¿nos encanta?
Overall
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Fotografía
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Interpretaciones
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Guion
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Originalidad
User Review
( votes)Cosas buenas
- La explicitud de numerosos pasajes: sexo, drogas y puñaladas traperas en la mejor tradición HBO.
- Un reparto joven y poco conocido al que, no obstante, le sobra el carisma. El duelo interpretativo de altísimo voltaje entre Myha’la Herrold y Ken Leung.
- Una banda sonora donde indie y sintetizadores conviven en paz y armonía con gloriosas horteradas ochenteras.