Los límites del humor están separados siempre por una delgada linea que no conseguimos ver; que muchas veces traspasamos sin querer; y que muchas otras tantas indigna y molesta a quienes menos razones tienen para hacerlo. Ese finísimo límite, ese renglón, se encuentra a su vez presente en la locura, estupidez o moral y otras tantísimas, pero en todo momento se intenta mantener regulado con un respeto y una empatización absoluta.
‘Fe de etarras’ nos cuenta la historia de cuatro miembros de un comando de ETA, grupo terrorista del País Vasco. Estos cuatro miembros son un veterano un tanto cobarde (a quién da vida Javier Cámara), una pareja unida por la causa (Miren Ibarguren y Gorka Otxoa) y un manchego que busca encajar, y no se le ocurre mejor lugar (Julián López). Es decir, cuatro personajes interpretados por cuatro cómicos que explotan sus aptitudes para contarnos un relato que nadie se toma absolutamente en serio. ¿Esto es algo malo? No, en absoluto: la cinta de Cobeaga es una comedia que se jacta de ser una comedia necesaria y que no espera otra cosa que entretener y hacer disfrutar.
Las situaciones inverosímiles y estúpidas en las cuales los protagonistas se encuentran inmersos cada dos por tres no hacen otra cosa que demostrar esto, a saber de su importancia para la consecución de una historia que se apoya en un guion con verdaderas joyas en sus diálogos (Diego San José, culpable). Este preciso guion y esas interpretaciones que rozan la perfección cómica son una muestra de la inteligencia que este humor posee.
En definitiva, una película que libera el estrés, que transmite inteligencia a borbotones, ternura y que se apoya en saber que lo que está contando es absurdo, pero necesario para dar rienda suelta a ese humor que no tiene límites, que como mucho posee una delgada linea, y que es un arma tan poderosa que muchas veces se nos olvida.