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Entrevista a Juan Cavestany por ‘Un efecto óptico’ (2020)

En nuestra entrevista de hoy hablamos con Juan Cavestany, guionista y director de obras como ‘Gente de mala calidad’ (2008) o ‘Dispongo de barcos’ (2010), ésta última autogestionada y rodada sin presupuesto ni equipo de rodaje. En las palabras que siguen a continuación encontrarás detalles de la película y su rodaje.

¡Comencemos!

Antolín: Hola, Juan. Queríamos hoy hablar contigo de “Un efecto óptico”, que se estrena el 26 de marzo en cines. Cuéntanos un poco de qué va la película.

Cavestany: ¿La peli de qué va? Pues va de una pareja que se va de vacaciones; se va de viaje a Nueva York, intentando desconectar, intentando alcanzar una experiencia de evasión, de cierto nivel de fantasía. Es quizás una ciudad mitológica casi. Y es un viaje que les resulta difícil de culminar. Por muchos motivos.

Antolín: Y ¿para una película de estas características, a qué le tienes más miedo, a la crítica o a la aceptación del público?

Cavestany Eh, bueno..  Los miedos, bueno, los miedos siempre están ahí. De todo tipo, a si me saldrá bien. Primero a si la podré hacer, luego a si me saldrá bien lo que he querido hacer, luego a si se entenderá. Pero los miedos son muy personales, en el sentido de que los miedos más gordos son los de “¿Me ha salido bien la película que yo quería hacer?”. Eso no significa que no se tenga en cuenta al público o a la crítica, claro que se les tiene en cuenta, pero es algo tan difícil de controlar para mi. Yo sé que se puede hacer algo más cercano a algo comprensible o se puede, a uno le puede dar igual y hacer algo más autoral. Yo no es que tenga miedos, yo con esta película, concretamente, quería hacer una película entretenida y a la vez muy personal, no dictada por lo que yo considero que puede ahora gustar o no, porque no sé hacerlo, no podría, no lo sé. Pero me interesa llegar al público, claro, me interesa claramente que le guste, se divierta; la intención de la película es conectar, es comunicar, es que la gente pase el rato ahí. Y quien la quiera ver un poco más allá, que puede ser la crítica o un público más iniciado, pues pueda reconocer cosas que le remiten a otras o hacerse ciertas preguntas. Pero eso ya…

Antolín: A mi, una de las cosas que más me llama la atención es la trama de la película. ¿De dónde partió esta idea?

Cavestany: Bueno, pues son ideas. Las ideas son un tema complejo. Las ideas parten de uno, de la imaginación de uno; de cosas que ve, que vive. Esta película se puede decir que parte de la observación del personaje del turista, ¿no? Del turista en una ciudad extranjera, que es siempre un personaje un poco perdido. Un personaje que busca algo, que busca una evasión; busca un conocimiento o busca descansar o cosas similares. Y esto, en un escenario desconocido, esto es un planteamiento muy de fábula o de cuento, se puede aplicar a muchos cuentos clásicos o arquetípicos, que para mi están en la base de la película. Las historias de viajes, las historias de descubrimiento, etc.

Antolín: Cuándo estabas escribiendo el guion, ¿ya tenías claro los intérpretes que lo iban a hacer realidad?

Cavestany: No porque, en este caso es un guion que dio muchas vueltas y pasó por muchos intentos de producción, es decir, lo intenté levantar de muchas formas; y hubo varios nombres que rondaron, pero llegó un momento que me crucé con Carmen y Pepón y me pareció que eran los actores adecuados o que más encajaban o me apetecía trabajar. No está escrita con ellos en mente hasta cierta versión del guion, la versión del guion en la que ya me pongo a pensar en ellos.

Antolín: ¿Y cómo reaccionaron al leerlo?

Cavestany: Pues con una mezcla de estupefacción y de curiosidad y yo creo que acabó ganando la curiosidad; o sea, ellos tenían una curiosidad grande por la historia y les daba mucho morbillo meterse en una cosa tan misteriosa para ellos, ¿no?

Antolín: En la película juegas mucho con la percepción contada a través de la cámara de los protagonistas, o sea, de las fotos que ellos hacen. A día de hoy, ¿Cómo crees que juega la mirada hiperrealista en nuestra vida diaria?

Cavestany: Claro, en la película hay ese nivel; o sea, está la película que estás viendo, luego está la película en la que se transforma, ¿no? La propia acción se transforma en sí misma en una película. Y hay, como dices, otras ventanas: una es la cámara, muy importante, y otra es la tele. La tele por la que entran cosas, bueno, aparentemente banales y de repente no tan banales, ¿no? A lo mejor más insidiosos. Entonces, bueno, como de lo que habla la película es, en gran medida, de la fantasía del propio cine, pues tenemos ahí esas ventanas que muchas veces nos construimos y nos manejamos por la vida no mirando a la calle, a lo que tenemos alrededor en vivo, sino mirando pantallas y mirando ficciones. O también soñando, que es otro de los planos que hay en la película de acción.

Antolín: El rodaje de ‘Un efecto óptico’ se ha rodado en sí en diferentes sitios como ha sido Burgos, Nueva York, Madrid, por ejemplo, ¿Cómo ha sido este rodaje?

Cavestany: Bueno pues ha sido un rodaje muy pequeño, se ha rodado con un equipo muy pequeñito, muy reducido y muy ajustado en el tiempo. Se ha rodado en tres semanas, más unos días que estuvimos en Nueva York, en plan turisteo, pero sobre todo está hecho en Madrid y ya te digo, con un equipo pequeño, en localizaciones muy medidas e intentando hacer de las limitaciones, pues sacar lo mejor de las limitaciones que teníamos de presupuesto y de medios. Pero ha sido un rodaje muy fácil, muy fluido, muy dinámico. Al ser poca gente y tener poco peso a las espaldas se ha movido muy rápido, muy bien, ha sido muy gustoso.

Antolín: Como acabas de decir, la película ha tenido muchas limitaciones, cosa que yo también he encontrado a la hora de asignarle un género. ¿En que género encajarías la película?

Cavestany: Bueno unas cosas son las limitaciones de producción que uno luego no puede enarbolar como “¡Ah, no! Es que tenía poco”, o sea, para nada yo uso eso como excusa de nada, o sea, se ha hecho como se ha hecho; y luego está el tema del género que eso, bueno, hubiera tenido mucho o poco, la película hubiera tenido esas caras múltiples. Es una película fantástica, a ratos, una película de terror, es un drama familiar, es costumbrista, tiene algunos toques de comedia. Tiene un poco “de todo”, tiene un compendio de lo que sería, pues los géneros, o los tonos a los que el cine puede, digamos, comprendidos dentro de lo que es el cine. Y no sé, si tuviera que elegir uno sería el de cuento, el de fábula, la idea de fábula.

Antolín: La película solo tiene dos protagonistas, pero yo me aventuraría a decir que hay uno más, que es la música; ¿Por qué has decidido acompañar todo el metraje con una banda sonora tan marcada?

Cavestany: Pues porque, primero porque me gusta la música. Me gusta la música del cine y me apetecía trabajar con un músico de una forma más intensa, más compleja de lo que es habitualmente la composición de una banda sonora. Que es, normalmente: tú haces tu película, tienes algunas nociones sobre música y luego con el músico ves dónde quieres meter un poco, dónde quieres incidir tal cosa o tal otra; y se suele hacer muy a la medida de la película. En este caso me apetecía que el trabajo fuera paralelo y hubiera una banda sonora que ocupara casi todo el metraje de la película. Es un cierto homenaje, un cierto reflejo de cómo se hacían las cosas, los melodramas de Hollywood, de una época dorada de Hollywood en los que había una música orquestal todo el rato. Es una cosa un poco anacrónica ya, no se hace esto muy a menudo, y me apetecía que la música tuviera esa entidad grande en la película. Es una parte de la experiencia sensorial de la película muy importante.

Antolín: Cuando os encontrabais en el rodaje en Nueva York, ¿Cómo fue rodar ese homenaje al Joker con dos actores tan queridos en nuestro país?

Cavestany: Nosotros estuvimos en Nueva York unos días, de turisteo total y fuimos a grabarles a los actores en algunas localizaciones. No se puede hablar de un rodaje convencional; para nada y nada, pues teníamos unos cuantos sitios a los que queríamos ir, otros que surgieron sobre la marcha y bueno, pues esto de la escalera del Joker me pareció como un icono así bastante reciente o bastante actual de una película que en el momento pues ha sido importante. Es curioso porque de esto va a hacer ya casi dos años. ¿Y cómo fue aquello? Pues nada, nos fuimos allí y lo rodamos simplemente. Es un sitio que está muy concurrido ahora. Bueno, ahora no lo sé, pero en su momento se había estrenado la película y la gente ha ido ahí mucho a hacerse fotos y tal, y nada, nos buscamos ahí un rato para rodarlo en un momento, sin más. 

Pero bueno, estas cosas, todo lo que tiene que ver con Nueva York, hay muchas cosas que parecen que están hechas en Nueva York, pero no y al contrario; hay mucho collage, hay mucho juego con superposiciones y placas y tal que me gusta mantener esa especie de misterio de dónde está hecha cada cosa.

Antolín: Sin contar con esa referencia tan obvia, ¿Cuáles más nos podemos encontrar en la película?

Cavestany: ¿Referencias a otras pelis, dices? Puff… Pues, no sé qué decirte. Hay muchas. Hay un algún guiño ahí a quien haya visto ‘Frenético’, una película de Harrison Ford. No sé, no hay algún plano como el de ‘Manhattan’ de Woody Allen. Hay algún pequeño guiño a Antonioni, también…

Antolín: ¿Tenías ganas de estrenar la película, porque sí que es verdad que te la han cancelado varias veces en los cines? 

Cavestany : No, no, no me la han cancelado varias veces. Eso no es así, la película se rodó en noviembre del año 2019, justo antes de empezar la pandemia. El confinamiento nos pilló montando la película y la terminamos del todo; terminamos totalmente la película en septiembre del año pasado, es decir, en plena pandemia, estado de alarma, en fin, no era un momento… No se podía estrenar la película. Ni se podía ni yo tampoco quería, ni tenía prisa. La pidieron en San Sebastián y la estrené allí, luego se pasó en Sitges también, y estábamos esperando al momento adecuado. Es verdad que ha tardado más de lo habitual en estrenarse por las circunstancias, pero vamos, no ha habido en ningún momento un estreno que se haya suspendido. De hecho la estrenamos ahora, yo tengo, de hecho, muchas ganas de estrenarla; sé que la gente va poco al cine, yo mismo voy poco al cine, pero bueno, la película había que salvarla, y ya ha llegado un punto en que no podemos esperar más, básicamente.

Antolín: Y para terminar, una de las series que ha cobrado más importancia en Movistar + es ‘Vergüenza’, ¿Podremos saber si hay cuarta temporada?

Cavestany: No, de momento no va a haber cuarta temporada de “Vergüenza”, estamos desarrollando una serie nueva para Movistar que, de hecho, empezamos a rodar ahora en junio, Álvaro Fernández Armero y yo, somos el mismo equipo y empezamos a rodar pronto.

Antolín: Muchísimas gracias por colaborar con nosotros, Juan.

Cavestany: ¡Muchas gracias!

Antolín: ¡Adiós!

Cavestany: ¡Ciao, hasta luego!


Alfredo y Teresa son un matrimonio de Burgos que viaja a Nueva York con la intención de «desconectar» y hacer todos los planes que vienen en la guía. Pero nada más aterrizar empiezan a percibir señales, sutiles y no tanto, de que en realidad no están en la ciudad que les vendieron en la agencia. ¿Dónde están entonces?

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