Del director de ‘Está bien no estar bien‘, Jung Dong-Yoon, llega ‘El monstruo de la vieja Seúl’, una serie que aunque ha arrasado en Netflix no ha sido la serie que pensaba iban a darnos. Es una sensación complicada de expresar en palabras, ¿sabes esa emoción cuando te llega un producto que te pone en alerta haciéndote marcar una fecha en el calendario porque te fascina todo lo que rodea al proyecto y de pronto se viene abajo como un castillo de naipes en tan solo cuatro episodios? Pues eso… que salir del bajonazo es complicado y ya la serie no se ve de la misma manera.
Ambientada en la primavera de 1945 en Gyeongseong (el antiguo nombre de Seúl) durante el dominio japonés sobre Corea, la serie trata sobre las heridas humanas y la ansiedad, así como historias sobre la supervivencia y la dignidad humana.
Mientras veía los primeros episodios del K-drama no podía evitar sonreír al adivinar algunas de las localizaciones de grabación. Las calles de los estudios de Hapcheon son paseadas por los protagonistas, y reconocerlas hizo que viese la serie con unos ojos más amables, aunque como digo la alegría me duró poco. Me duró poco porque lo que sentía iba a ser una puesta en escena de diez junto a unos personajes llenos de carisma y versatilidad, se diluyó demasiado rápido.
Es muy difícil sacudirse la sensación de contrahecho cuando se está viendo este K-drama. Me encantan las fotografías repletas de color, saturadas, siempre con estilo, como a la que más. Pero pasarse en este campo tiene un problema, que no te crees la escenografía en la que se está grabando. ‘La canción de los bandidos‘ es un buen ejemplo que consigue mezclar ese halo a pasado y a un mismo tiempo modernidad a través del detalle. ‘Chicago Typewriter‘, por su parte, también conseguía transportarnos y hacernos caer enamorados de la época. No podemos decir lo mismo de ‘El monstruo de la vieja Seúl’, porque aunque nos agrada visualmente en muchísimas escenas, nos hace apretar los ojos en otras tantas y eso es imperdonable.
En parte esto ocurre porque todo da la sensación de nuevo. Todo reluce en un momento de miseria total, incluso las cosas que deberían estar desvencijadas o rotas. Es como que no se siente el polvo del camino en sus personajes. La parte ambientada más conseguida es la del hogar de la protagonista japonesa, Yukiko Maeda. Sus escenas tienen una luz natural preciosa que baña un hogar tradicional en el que nada parece fuera de lugar. No es que todo sea negativo en ‘El monstruo de la vieja Seúl’, es que sencillamente esperamos más de una obra de su calibre. Los efectos especiales lo bañan todo, tanto que te aturullan.
El monstruo que nos ofrecen es todo y nada a un mismo tiempo. Intentan hacernos temerosas de él y a un mismo tiempo buscan que empaticemos con su cautividad y sufrimiento. La narración abre tantos frentes emocionales y arcos narrativos que no consigue entregar nada plausible. Quizá si se hubiese centrado solo en parte experimental y militar y luego hubiese concretado con una segunda temporada en la que la ciudadanía empieza a descubrir los horrores que se han ido perpetrando, quizá el conjunto hubiese sido más sólido e impactante.
Todo lo que podía haber sido… Una historia verdaderamente desgarradora y a un mismo tiempo reveladora de una época que no conocemos tanto como deberíamos queda en historias de amor, ya sea filial o románticas, que no tienen chicha ninguna. Una serie que pusiera en evidencia los horrores perpetrados por los japoneses durante la invasión de Corea podría haber estado repleta de dramatismo, epicidad y momentos inolvidables que sacudiesen nuestra alma dejando verdadera huella. Pero no es lo que Netflix va buscando, la plataforma nos vende espectacularidad pero no verdadera emoción. La plataforma no arriesga con contenido crítico que pueda levantar ampollas, prefiere el entretenimiento por el entretenimiento, y eso no está mal, pero a mi me deja bastante fría, y quizá a ti te pase igual.
Un elencazo que cae en saco roto
Odio tener que escribir esto, pero… ¿Dónde ha quedado la química? Y no me refiero solo a la que pueda darse entre los personajes que protagonizan la trama amorosa. Echo en falta, también, verdadera complicidad con, y entre, los secundarios. No tengo nunca la sensación de que hayan pasado calamidades juntos o que sus vidas se encuentren unidas por situaciones inimaginables como nos hace entrever el guion. ¡Qué horror sentir que todo es de corchopan en este K-drama!
Park Seo-joon como Jang Tae-sang, un hombre rico al que no le interesa la justicia, hasta que el encuentro inesperado con una mujer cambia su vida para siempre. Un personaje que podría tener una transformación brutal, cambiando su percepción del mundo al ser consciente de los horrores que suceden frente a sus ojos, o un personaje de esos impasibles que no cede ante nada… pero que el guion deja a medio cocer, ofreciendo escenas de sí pero no que generan una sensación de no saber quien es muy desconcertante. ¿Puede por favor traer alguien de vuelta a nuestro queridísimo Park Seo-joon de ‘¿Qué le ocurre a la secretaria Kim?‘? Esto ya se está pasando de castaño oscuro. Necesitamos y exigimos su buen hacer en pantalla a nivel dramático, porque sabemos que está ahí.
Han So-hee, es toda una especialista en acción. Nos dejó con la boca abierta en ‘My name‘, no quedándose corta en esta serie, donde sus escenas de acción son de lo más dinámicas y fluidas que puedas encontrar en todo el conjunto. Dando vida a Yoon Chae-ok, nos trae a la pantalla una experta en encontrar personas desaparecidas, cuya verdadera misión es localizar a su madre a quien lleva buscando más de una década. Lo que no consigue la actriz es hacernos sentir su pesar y su dolor, y eso que tiene secuencias desgarradoras, pero son demasiado puntuales para hacer mella en el conjunto general, dejándonos con una sensación de planitud emocional que hace olvidemos su personaje con demasiada presteza, sobre todo teniendo en cuenta que es la protagonista y debería quedarse en nuestros corazones, si no para siempre, al menos una temporada.
Claudia Kim como Yukiko Maeda, es harina de otro costal. Esta actriz si que transmite el mensaje que se le propone a su personaje. La suya es una figura misteriosa cuyas múltiples máscaras van cayendo conforme la narración avanza. Su puesta en escena va desde la preciosa delicadeza gestual de las señoras de alta cuna japonesas hasta la más cruel de las mentes. Todo en uno, y en ocasiones, en cuestión de segundos, lo cual supone un soplo de aire fresco que nos hace respirar pero también sentir aun más el vacío que se genera con el resto de personajes e interpretaciones.
Wi Ha-joon da vida a Kwon Joon-taek, un joven idealista de familia adinerada que, así como el mejor amigo de Jang Tae-sang. Va a saberte a muy poco la presencia de este actorazo del que ya solo esperamos papeles épicos como el de ‘Bad and crazy‘ o ‘The worst of evil‘. Aún así tiene un par de momentos dramáticos espectaculares en cuanto a interpretación que medio lo redimen de una presencia que pasa sin pena ni gloria ante nuestros ojos.
Kim Hae-sook es siempre sinónimo de calidad, pero tal y como le viene ocurriendo a toda la serie, ni siquiera su presencia como Na Wol-daek, ama de llaves de Geumokdang está al nivel del tipo de serie que merecemos. Su personaje existe, pero no aporta. Se limita a rellenar silencios y eso hace que su presencia sea descorazonadora, y más habiéndola visto trabajar en ‘Bajo el paraguas de la reina‘ o ‘Tomorrow‘ recientemente. Por su parte Jo Han-chul como Yoon Joong-won y Kang Mal-Geum como Choi Seong-Sim, los padres de la protagonista, entregan buenas interpretaciones, dejándonos con un buen sabor de boca cuando la cámara se posa en ellos.
En definitiva, no es que ‘El monstruo de la vieja Seúl’ haya sido toda una decepción, pero si ha sido una serie que no ha estado a la altura ni de su presupuesto, ni de su elenco, ni del momento histórico en que se encuentra enmarcada. Le ha faltado valor a sus creadores y les ha sobrado maquillaje y efectos especiales burdos que han opacado una historia con infinitas posibilidades. Habríamos dado todo el oro del mundo por adentrarnos en la sordidez y crueldad de los experimentos en humanos y estudios «científicos» que se llevaron a cabo en la época con un guion serio y una puesta en escena estudiada al milímetro. Sabiendo en el fondo de nuestros corazones que el ser humano es capaz de redimirse de esos actos innombrables gracias a personajes que horrorizados por las acciones de sus coetáneos lucharon con todas sus fuerzas contra quienes habían perdido su humanidad creyéndose superiores al resto.
Esta no es la opinión más popular de Dramaland, por eso estoy deseando conocer la tuya. ¿Qué es lo que más te gustó de la serie? ¿Hubo algo que te falló? Espero tus comentarios en redes sociales o justo al final de esta página mientras llega la segunda temporada.
Tráiler de ‘El monstruo de la vieja Seúl’
¿nos encanta?
Overall
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Fotografía
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Interpretaciones
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Banda Sonora
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Edición y montaje
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Guion
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Originalidad