Uno de los momentos más determinantes de nuestra historia reciente, uno de los grandes líderes en una de las épocas más funestas, una de las películas bélicas sin acción más atractivas en tiempo y una de las mejores actuaciones de los últimos años, son sólo algunos de los ingredientes de ‘El instante más oscuro’.
Con tan lograda interpretación culminada con una elaboradísima caracterización, nunca antes Winston Churchill había sido tan convincente, tan dinámico y tan irresistiblemente interesante. La crisálida ha roto el capullo culminando la difícil transformación de secundario de lujo a excelente papel protagonista, Gary Oldman ha bordado la difícil interpretación de Churchill, papel que rechazó años atrás por la evidente falta de parecido entre ambos, pero en este ocasión ha conseguido convencer a Kazuhiro Tsuji, un absoluto artesano del maquillaje ya retirado del cine, para alcanzar una metamorfosis digna de muy pocos.
Cierto es que el peso de Oldman es determinante en la calidad de ‘El instante más oscuro’, pero a diferencia de anteriores títulos, Joe Wright ha logrado que su propuesta no sea únicamente una excelente interpretación de un más que logrado personaje, si no que ha dotado a la película de una atmosfera y un ritmo altamente absorbentes, dando a tan histórico momento la relevancia y emoción que merece.
Nada de aburridos e interminables diálogos, ni sobreexposición de un único personaje, nada de indescifrables politiqueos, nada de largometrajes donde el peso de la historia se come la esencia cinematográfica, ‘Darkest Hour’ es puro cine.