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‘Divorce’ (HBO, 2016): la vuelta de Sarah Jessica Parker es una comedia agridulce sobre el divorcio

‘Divorce’, la reciente vuelta a la pequeña pantalla de Sarah Jessica Parker, tiene un pequeño problema: la sombra del personaje de Carrie Bradshaw y de la mítica serie ‘Sex en Nueva York’ (‘Sex and The City’, 1998-2004) es la larga que, para muchos, ha sido difícil acercarse a la serie sin recurrir a las inevitables comparaciones. Pero, como la propia actriz ha dicho en alguna entrevista, el único punto en común entre Frances DuFresne, la protagonista de ‘Divorce’, y Carrie, es ella misma y su amor por Nueva York. Y, si miramos con cuidado el planteamiento y desenlace de la nueva comedia de HBO, encontramos una propuesta muy distinta con una Parker mucho más madura interpretativamente hablando y una historia sin pretensiones pero con una cierta carga de profundidad.

‘Divorce’ es una idea de Sharon Horgan (cocreadora y coprotagonista de la recomendable ‘Catastrophe’). Se trata de una comedia de apenas media hora (metraje que juega a su favor) en la que se narra, simple y llanamente, el proceso de ruptura de un matrimonio de clase media que vive en un suburbio de Nueva York, así como la paulatina descomposición de las relaciones entre los personajes protagonistas, que de un deseo inicial de separarse de manera civilizada pasan a sacar lo peor de sí mismos. En ella, Frances y Robert (Thomas Handen Church) son un matrimonio que, tras una revelación inesperada, inician un proceso de separación no exento de dificultades. En este camino, la serie explora sus distintos estados de ánimo y las grietas por las que se va colando el desamor y la decepción tras años de vida en común, y lo hace de una manera ágil y un convincente tono agridulce.

‘Divorce’ presenta a una Sarah Jessica Parker más madura, quien cumplidos los cincuenta años demuestra que es una actriz tan dotada para la comedia el drama como para lucir modelitos. Los secundarios que acompañan a la protagonista están bastante bien (en especial sus amigas), si bien Thomas Haden Church se queda un tanto desdibujado y no genera apenas química con Parker.

La serie de Sharon Horgan no aporta nada nuevo a la clásica historia de divorcios que ya hemos visto en el cine (‘La guerra de los Rose’, ‘Kramer contra Kramer’ o ‘Historia de lo nuestro’), pero propone un planteamiento lleno de acidez con personajes creíbles en sus claroscuros. Alegra ver además a una Sarah Jessica Parker en plena forma, capaz de trasmitir matices y oscilar de la comedia al drama sin dificultad.

Veremos si con la Frances de ‘Divorce’ consigue hacer olvidar a la histriónica Carrie Bradshaw que la catapultó a la fama en la pequeña pantalla. De momento, HBO ha decidido renovar la serie para una segunda temporada.

 

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