Cuando las travesuras de críos dejan de ser tonterías de amigos enfadados y se convierten en peligro de perder la vida, cuando pasas de jugar y tirar piedras a los trenes a ver la mano de una inocente niña pidiendo ayuda, cuando descubres el horror e injusticia de la guerra al tener que esconderte de tus allegados, cuando ya no hay más bromas, ni risas ni pasatiempo de tarde; la seriedad llega, el daño golpea, la duda corrompe, la traición espera, se deja de ser niño para ser adulto forzado que nunca olvidará con cariño y tristeza, con desasosiego y alegría un irrepetible tiempo de dulce y añorada infancia que nunca volverá, un sabor agridulce para tan tierna época, que de golpe y por túnel de escape, pasa a una memoria que se quedará con lo bueno, con la gente que merecía la pena.
“Éste lugar será nuestro secreto”, y así, a través de verdades silenciadas, mentiras públicas y tapaderas escondidas, Dennis Bots muestra la maldad, desafío, resquemor y amargura de un conflicto bélico que enfrenta a vecinos a través de los ojos de dos inseparables hermanos de amistad, cuya llegada de una tercera extraña, candidata a miembro del grupo, abrirá los ojos a la crueldad, auxilio, desesperación y miedo quebradizo de quien teme ser descubierto si hace un mal gesto.
Nazis y judíos de nuevo a la palestra de la actualidad, con un sencillo y modesto relato de evidencia en su discurrir, típico planteamiento ya solventado en otras ocasiones que no por ello, por ser familiar y conocido, deja de cautivar, envolver y complacer a una audiencia que aprecia la ingenuidad, honradez y torpeza de quien, por edad e intención, es puro de corazón y leal hasta donde pueda pero, está rodeado de adultos acusadores, egoístas y portadores de la rectitud y el correcto hacer de las cosas.
Desde Ana Frank ha llovido mucho, aunque las historias tengan la misma base, orientación y destino; no cambia el argumento, siempre unos escondidos/otros delatores, en esta ocasión se hace gala de la candidez, virginidad e inofensivo proceder de quien, por ignorancia, no es consciente de su ineptitud y el daño que está causando.
Afable fotografía para un guión lozano, de frescura innocua en su lenguaje, que mantiene un ágil ritmo, de duración propicia para consumir su humilde percance con gusto, comodidad y conformidad de quien ya sabe por donde van los tiros, pero no le importa volver a visionarlo dado el acierto dinámico y resuelto de presentar la velada; endulzar mínimamente e ir al punto estratégico que lo deforma todo, que desvela lo oculto y quita caretas, con esas obvias consecuencias anímicas para el dueto protagonista, al ser arrancado de la pueril infancia y ser arrojado a la cueva de los leones, por nunca más secreto para nadie.
Un pueblo pequeño, la militancia y la resistencia, y los sentimientos se desbordan, la convivencia se acaba y ese lejano conflicto llega y arrasa a los que más quieres; se toman posiciones y cada cual a ejercer su papel de héroe o villano, de cobarde salva cuello o de valiente que arriesga el suyo.
Todo lo cuenta con pulcritud, adecuación y eficiencia aunque, sin provocar emotividad, afinidad o simpatía sensiblera por los mismos, narración expuesta en acordes condiciones que no logra emigrar al alma ni emocionar al corazón; carácter liviano para una disputa entre colegas que llega demasiado lejos, ya vista con mismo contexto pero otros nombres, se deja volver a ver con entretenimiento medio y sin lamento.
Leve cirugía para un tema tan arduo y serio; secretos de guerra que no elevan la temperatura.