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‘Nadie quiere la noche’ (Isabel Coixet, 2015)

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Isabel Coixet este año vuelve a estrenar película. Tras la estupenda ‘Aprendiendo a conducir’, premiada en el Festival de Toronto, llega ahora ‘Nadie quiere la noche’, filme de apertura del Festival de Berlín de 2015. Esta vez, la directora catalana retoma el drama intenso que tan bien le funcionó con las excelentes ‘Mi vida sin mí’ y ‘La vida secreta de las palabras’. Esta vez, Coixet toma prestado de la realidad la entrañable historia de Josephine Peary, interpretada por Juliette Binoche.

Josephine es la mujer del explorador Robert Peary, considerado el primer hombre en atravesar el Polo Norte. Cansada de estar alejada de su marido, Josephine decide embarcarse en un viaje y reunirse con su marido. En ese viaje le acompañará Bram Trevor, un aventurero que conoce a la perfección la zona; y después la joven Allaka, una esquimal que también está esperando a alguien en el Polo Norte. En el trayecto, las dos mujeres se quedarán solas y se verán obligadas a colaborar y ayudarse mutuamente para poder sobrevivir en ese territorio hostil.

Como se ha dicho antes, Coixet toma prestado de la realidad personajes que existieron pero a los que la directora hace propios creando una situación inaudita y muy apreciable. Para ello, la cineasta se aleja de sus clásicas historias de amor imposible para centrarse en un viaje que, realmente, es una travesía espiritual y existencial acerca de los valores de uno mismo y del entorno.

Para ello, la realizadora crea un personaje fuerte pero lleno de prejuicios, el de Josephine Peary, encarnado por Juliette Binoche. Una mujer adelantada a su tiempo que, pese a ello, tiene muchos prejuicios no sólo con aquellas personas que pertenecen a culturas diferentes, sino también sobre el entorno natural. Y para eso está su partenaire, la japonesa Rinko Kikuchi, que es energía e ilusión, un alma inocente y cándida, algo a lo que Josephine no está acostumbrada.

Eso provocará el primer acercamiento, una vez rotas las barreras, sus personajes se entregarán a una fraternidad por la supervivencia inusualmente vistas en el cine. Ambas mujeres se encaran al frío polar. Un mensaje feminista hecho de manera delicada, sutil e invitando a conectar con esas dos mujeres.

Isabel Coixet consigue que su relato, pese a tener una segunda mitad menos fuerte que la primera, tenga una autenticidad única, que se veía poco en producciones recientes suyas como ‘Mapa de los sonidos de Tokio’ o ‘Ayer no termina nunca’. Y lo logra gracias a las magníficas interpretaciones de Juliette Binoche y Rinko Kikuchi y los bellos y gélidos paisajes retratados por Jean-Claude Larrieu.

Si bien, el relato no es enteramente redondo, Coixet consigue finalizar un relato intenso y muy emocional. Quizás le falte mayor reinvención, pero ‘Nadie quiere la noche’ consigue acabar con lo que ha empezado, con un viaje intenso en el que se aprende lo que es lo que realmente vale la pena. Binoche y Kikuchi emulan a esa Robyn Davidson que atravesó el desierto de Australia hasta el Océano Índico y que también supo interpretar Mia Wasikowska en ‘El viaje de tu vida’.

El viaje emocional de Juliette Binoche logra crear cierta conexión con el espectador, si bien, la frialdad del ambiente provoca no se consiga entrar del todo el personaje. Sin embargo, la travesía polar vale la pena.

Valoración crítica de 'Nadie quiere la noche'
  • 7/10
    Realización - 7/10
  • 6/10
    Guion - 6/10
  • 8/10
    Interpretaciones - 8/10
  • 7/10
    Montaje y edición - 7/10
  • 8/10
    Fotografía - 8/10
  • 8/10
    Música - 8/10
7.3/10

Resumen

Lo mejor: La belleza visual y las interpretaciones de Juliette Binoche, Rinko Kikuchi y Gabriel Byrne.
Lo peor: No arriesga en su segunda mitad.

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