Corea del Sur ha mostrado ser uno de los países más innovadores en cuestión de animación como grandes ejemplos fueron ‘The Fake’ y ‘Lifi, una gallina tocada del ala’. La última nueva maravilla es ‘La chica satélite y el chico vaca’, dirigida por Hyeong-yoon Jang es uno de los realizadores surcoreanos más interesantes en materia de animación. La cinta fue la flamante ganadora del premio a Mejor Película de Animación en el 47 Festival de Cine Fantástico de Sitges.
Ilo es un satélite lleva ya veinte años proporcionando información a Corea del Sur desde el espacio. Cuando empieza a fallar es también el momento en que escucha la música de Joon, un aspirante a teclista que se gana la vida cantando en la calle. Curioso por saber más sobre el corazón y el comportamiento de los seres humanos, decide bajar a la Tierra y transformarse a una joven muchacha. En ese momento, Joon se ha convertido en una vaca lechera debido a que su novia le partió el corazón de manera tan dolorosa, que su cuerpo se ha transformado en el de un animal. Ambos deberán tener cuidado del malvado incinerador, que está dispuesto a quemar deshacerse de todo aquel humano que se haya convertido en un animal por culpa de un desengaño amoroso. Contarán con la ayuda del mago Merlín, que ha venido en forma de papel higiénico.
Hyeong-yoon tiene un llamativo interés acerca de las relaciones entre las personas y los objetos de su entorno, así como en las reencarnaciones en otros seres. Ya lo mostró en sus cortometrajes ‘Wolf Daddy’ y ‘Dear Coffee Samurai’. Mientras que en uno era un lobo y una niña los que interactuaban, en el otro es un samurái atrapado en una máquina expendedora de café y la hija del dueño de un bar. En su primer largometraje, Hyeong-yoon ha mezclado ambos tipos de relación para mostrar las extrañezas la sociedad surcoreana.
La metáfora del humano convertido en animal tras un desengaño amoroso es, cuanto menos, curiosa. Una premisa que tiempo después tomo prestada Yorgos Lanthimos para su ‘Langosta (The Lobster)’. En este caso, el realizador surcoreano le da un trasfondo más amable, en el que sus personajes aprenden a amar de una manera más saludable, dejando de lado aquellas entregas extremas y aceptando el paso del tiempo.
Y para ello crea un amor completamente imposible entre un animal, que fue ser humano, y una joven que en verdad es un satélite. Una defensa por la diferencia en una sociedad demasiado encorsetada en muchos aspectos sociales.
Con una animación particular y muy propia del realizador, ‘La chica satélite y el chico vaca’ es una fábula moderna sobre las relaciones humanas y sobre lo diferente. Una estupenda y original visión que tiene unos protagonistas carismáticos y unos personajes secundarios entrañables. Llena de magia, quizás su forma tan extraña de mostrar los hechos parezca algo difícil de comprender, pero realmente cuando se llega a entender se ve que se está ante una bella y valiente historia de amor. Una demostración más de la buena salud que tiene la animación coreana. Con alma y dedicación, las sonrisas y los momentos intensos están más que asegurados.
Valoración crítica de 'La chica satélite y el chico vaca'
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7/10
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6/10
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7/10
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7/10
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7/10
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8/10
Resumen
Lo mejor: Su interesante trama y animación tradicional.
Lo peor: Quizás demasiado extravagante.