Crítica de ‘Jason Bourne’ (2016, Paul Greengrass)

Madurar es importantísimo. Normalmente en todos los aspectos que se puedan nombrar, pero en el cine también. Con cuatro películas a sus espaldas y con momentos perfectamente grabados en la memoria de todos aquellos que hayan seguido la saga, a Bourne le tocaba hacer lo suyo y convertirse en ese «pasito más maduro». Chapeau. ‘Jason Bourne’; la película que nombra completamente al personaje lo ha conseguido, y se ha convertido en el material más desarrollado; más formado y con mayor acierto de la saga.

El protagonismo se ha visto modificado: ya no es un 80% Matt Damon y su incesante ir y venir en busca de la verdad; su conocida carrera contra todos durante el tiempo de metraje. Ahora tiene un 60%; incluso un 50% me atrevería a decir, debido a la llegada de Alicia Vikander a la saga. Pura fuerza ante la cámara, que va perdiendo fuerza por obligaciones del guion y por la llegada de la acción desmedida que ha acompañado a la franquicia durante sus películas, pero que aun así forma un recuerdo en cada uno que nos deja tranquilos de cara a lo que esperamos cuando se ponga los pantalones de Lara Croft. Por la parte mala malísima, Vincent Cassel tiene la cara de villano necesaria para llevar a cabo su papel, y Tommy Lee Jones está más que correcto.

En definitiva, un thriller rápido, ajetreado y muy bien realizado. La fotografía es una delicia, al igual que seguir el ritmo a un guion que guarda las sorpresas justas para dar motivación al visionado, pero para no perderte entre datos. ‘Jason Bourne’ es mayor, mejor y experimentado, y el resultado termina siendo una cinta más que notable. Un final digno para una saga imperdible.

Tráiler de ‘Jason Bourne’