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‘El renacido (The Revenant)’ (Alejandro González Iñárritu, 2015)

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En poco tiempo, Alejandro González Iñárritu se ha forjado una carrera en la que es uno de los principales referente del cine más reciente. Su Trilogía de la Muerte (‘Amores perros’, ‘21 gramos’ y ‘Babel’) ya lo encumbró como uno de los cineastas más importantes del momento. Después vino ‘Biutiful’, que era intermezzo para la que sería su largometraje más aplaudido: ‘Birdman’. Un año después de ese éxito, González Iñárritu vuelve con ‘El renacido (The Revenant)’, favorita a los premios Oscar con 12 nominaciones.

El escenario es la antigua Norteamérica salvaje del año 1823. Hugh Glass es un explorador que lidera una expedición junto a su hijo Hawk en la que su grupo debe obtener pieles de venados. Cuando el equipo empieza a guardar las tiendas de campaña e iniciar el camino de vuelta a casa, son atacados por nativos Sioux que pretenden robarles la mercancía. Tras una huida en la que muere la mayor parte de la expedición, el grupo decide volver al fuerte andando para evitar los rápidos del río. En el trayecto, Glass es atacado violentamente por un oso y es abandonado a su suerte por John Fitzgerald, uno de los miembros del grupo que accedió a cuidarlo, aunque antes de dejarlo a su suerte matará a su hijo Hawk, para poder huir lo más pronto de la zona. Por gracia del destino, Glass sobrevive e inicia así un arduo y duro camino hacia la venganza.

Ante todo, hay que aclarar que ‘El renacido (The Revenant)’ es más un proyecto por encargo que una propuesta personal del realizador mexicano. Ante tal empresa, González Iñárritu demostró una arrolladora personalidad al hacer suyo un trabajo asignado. Filmada de forma cronológica, con escenarios reales e iluminación natural, es el filme más épico y más arriesgado artísticamente del cineasta mexicano.

‘El renacido (The Revenant)’ parte con la tarea de hacer de un relato clásico del western estadounidense, la venganza, algo más complejo. Es por ello que González Iñárritu hace un alarde de solemnidad y espiritualidad en la que la vendetta de Leonardo DiCaprio se convierte en una metáfora sobre la propia expiación personal y el cruel destino divino que tiene Dios para sus creyentes. Podría considerarse la visión negativa de la redentora ‘El árbol de la vida’ de Terrence Malick. González Iñárritu aprovecha para crear magníficos planos de la naturaleza con una cuidada fotografía, obra del maestro Emmanuel Lubezki, en los que lo divino y lo humano se compenetran sobre el verdadero sentido de la venganza.

Junto a esa gesta que parece ser una prima lejana de la magistral ‘Dersu Uzala’ de Akira Kurosawa o del místico cine de Andréi Tarkovski, está la figura de Leonardo DiCaprio (y, en menor medida, la de Tom Hardy). El actor durante todo el metraje va sobreviviendo a un reto tras otro en una auténtica odisea que culminará con una venganza que será un dilema, una vez más, entre lo humano y lo divino. Su interpretación de Hugh Glass es, sin duda, la más entregada de su carrera y que, lo más seguro, culmine en una estatuilla dorada. Junto a él está un correcto, breve y sutil Tom Hardy.

Con predecesores como los nombrados, al que hay que añadirle ‘El hombre de una tierra salvaje’ en el que Richard Harris también lidiaba con un oso feroz, ‘El renacido (The Revenant)’ no es la obra absoluta del director mexicano, ese título lo tiene ‘Birdman’, pero sí se está ante un referente visual que, aunque asfixie y angustie al espectador, logrará ofrecerle una experiencia memorable gracias a una estupenda unión de todos sus elementos. González Iñárritu maneja el agua, la tierra, el fuego y el viento de una manera exquisita. Una sensación vertiginosa que maravillará a la par que desgasta, de recomendable visionado.

Valoración crítica de 'El renacido (The Revenant)'
  • 9/10
    Interpretaciones - 9/10
  • 6/10
    Guion - 6/10
  • 7/10
    Realización - 7/10
  • 7/10
    Montaje y edición - 7/10
  • 10/10
    Fotografía - 10/10
  • 8/10
    Música - 8/10
7.5/10

Resumen

Lo mejor: Su excepcional fotografía y las interpretaciones de Leonardo DiCaprio y Tom Hardy.
Lo peor: Su excesivo metraje y su misticismo, que puede ser demasiado cargante.

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