Dijo Al Gore sobre la libertad de prensa: “La información supeditada a la diversión perjudica gravemente a nuestra democracia: conduce a un periodismo disfuncional que no informa a la gente. Y si la gente no está informada, no puede pedir cuentas al gobierno cuando es incompetente, corrupto o ambas cosas”. Curiosas frases para, justamente, un político. Una de las cuestiones que se plantea actualmente las ciencias de la comunicación es hacia dónde va la profesión en un futuro completamente incierto. Pero esas preguntas no las plantea el guionista Dan Gilroy en su debut como director, ‘Nightcrawler’; sino que se adentra en las zonas más oscuras del más reciente periodismo.
Lou Bloom es un joven sin oficio que se gana la vida robando cobre y otros objetos metálicos de zonas de construcción de Los Ángeles. Mientras va conduciendo una noche por la carretera, es testigo de un accidente de tráfico y ve cómo unos reporteros graban el suceso de forma muy explícita. Es ahí, cuando Lou decide probar suerte grabando hechos con una cámara en mano. De esta forma, el joven se adentrará en el mundo del periodismo freelance de la manera más perversa posible.
No es extraño que se la haya comparado con ‘Taxi Driver’ o ‘Drive’, ya en sus primeros minutos vienen a la mente estos dos filmes al presentar un personaje que vive en la oscuridad, durante la noche, como una metáfora de la soledad, de lo inestable y peligroso (de hecho, ‘Nightcrawler’ en inglés es alguien que vive en la noche). Sin embargo, eso sólo son las primeras impresiones, ya que esta propuesta va hacia otras alegorías.
Y la película en sí es el protagonista, un hombre que carece de moral, empatía y escrúpulos. Un sociópata de la modernidad, el perfil ideal del liberalismo económico más salvaje. Cierto es que Jake Gyllenhaal lo lleva a la exageración rozando lo increíble, pero ese es el objetivo. El director, que también ejerce de guionista, no pretende dar una lección de deontología periodística, sino crear una ácida sátira mezclada con cine negro sobre en lo que ha degenerado el oficio de la transmisión de información. Ya hubo un toque de atención en forma de película con la excepcional ‘Network, un mundo implacable’. En aquel film, Sidney Lumet ya ponía en evidencia lo cuan ruin y despreciable que pueden llegar a ser los medios de masas. Era un aviso de lo que podía pasar. Un anuncio que se ha ignorado y, por el contrario, ha ido a más.
Gilroy ha creado una oscura metáfora sobre la sociedad de la información, aquella donde las ventanas de la comunicación se han distorsionado, esos medios de masas que han perdido la esencia del oficio periodístico en pos de reconocimiento empresarial. Y muestra crudamente la pornografía de la información, lo explícito de las escenas de los informativos a primera hora de la mañana.
Dijo el periodista e intelectual Walter Lippmann: “Los medios actúan como correas de transmisión de los líderes para imprimir estereotipos manipuladores”. El director pone en evidencia la responsabilidad de una correcta selección de contenidos, en argot llamado agenda-setting, donde debe primar la veracidad y no otros intereses. Lou Bloom es la demostración violenta, maquiavélica y salvaje de ese incómodo espejo, mientras que su partenaire, Rene Russo, ejerce de jefa de contenidos en televisión, esa mano que ordena la ejecución pero que no la lleva a cabo por sí misma. Ambos conforman dos caras de una misma moneda.
‘Nightcrawler’ ataca en lo más profundo de la sociedad de información más reciente, una especie de consecuencias que ya predijo en su momento ‘Network, un mundo implacable’. Una crítica al corazón del capitalismo con triunfadores autodidactas, jóvenes empresarios emprendedores e intrusismo laboral disfrazado de periodismo ciudadano. Quizás su pega es que esta excelente propuesta llega con cierto retraso, la innovación en comunicación queda completamente ausente, ¿dónde está esa sociedad tuitera, amante de Instagram y los selfies, aquella que graba con su móvil cualquier suceso? De haberse realizado en la época de ‘Tesis’ o, incluso, en la de ‘[•REC]’, su mensaje hubiera cobrado matices mayores. Pese a esto, ‘Nightcrawler’ es un brillante testimonio, de mirada decadentista, del mundo más reciente.