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Crítica de ‘Llaman a la puerta’ (2023, M. Night Shyamalan)

Durante unas vacaciones en una cabaña en un bosque alejada de todo, una niña y sus padres se convierten en rehenes de cuatro desconocidos armados que obligan a la familia a tomar una decisión imposible para evitar el apocalipsis. Con acceso limitado al mundo exterior, la familia deberá decidir qué creer antes de que todo esté perdido.

Si te dispones a ver algo de M. Night Shyamalan ya sabes de por sí que vas a ver algo, cuanto menos, innovativo y original; algo que de seguro será disfrutable únicamente con dejarte llevar por la historia que el cineasta indio-estadounidense suele ir contando con una maestría interesante y con un saber hacer con un sello muy personal y propio. ‘Llaman a la puerta’ además se presenta con una sinopsis poderosísima, cargada de intensidad y con elementos que hacen pensar que veremos una survival en familia, algo que si nos lo llevamos al terreno de saber que es el propio Shyamalan el que está detrás, se alimenta aun más sabiendo que el juego mental al que ‘Llaman a la puerta’ te lleve sea de un nivel altísimo.

Alrededor de ‘Llaman a la puerta’ hay un halo místico insalvable; una sensación de ahogo frente a lo que parece un fanatismo más, pero que de pronto va moviéndose por su propia narración hasta llevarnos a una película apocalíptica con tintes incluso bíblicos. De difícil explicación a la pregunta de «¿qué acabo de ver?» si se quiere ahondar un poco más en el sibilino mensaje o se quiere rascar esa superficie de drama familiar en el que cuatro secuestradores empiezan a hacer preguntas muy extrañas, pero pasando la barrera de ello ‘Llaman a la puerta’ tiene mucho trabajo de comprensión y deducción acerca de lo que estamos viendo en pantalla; no deja de ser una especie de juego al que el director nos invita a jugar.

Fotograma de ‘Llaman a la puerta’

Pero ‘Llaman a la puerta’ se queda al final en un descafeinado producto de la inmensa obra que pudo ser. Al buscar la tensión desde un inicio que comienza algo brusco, nos encontramos de lleno en la situación central sobre la que orbita la cinta, dejando muy poco espacio para un respiro sobre la trama más allá de flashbacks que tampoco aportan nada del otro mundo a una historia principal que se cuenta sola y, lo que es casi peor, se intuye sola. Así pues Shyamalan disfruta y juega con el espectador lo mismo que con los personajes dentro de ‘Llaman a la puerta’, donde las personalidades tan diferentes y marcadas de los secuestradores se organizan entre sí como núcleo a parte y difieren muchísimo de los secuestrados, quienes ante su pasmosidad y falta de miedo real sobre lo que están viviendo abren el debate de si realmente su personaje tiene esa sensación o es un ejercicio de interpretación plano y aburrido que carece de credibilidad.

Abierto ese debate queda también el tema del guion como contrapunto para ver hasta que lugar está bien hilado toda la trama de ‘Llaman a la puerta’. Si bien tenemos diferentes aspectos muy bien cuidados y los diálogos, en ciertas ocasiones, son riquísimos; en otros momentos lo absurdo de la situación genera incluso leves instantes de cara de póker ante lo que está sucediendo. Bueno, no es negativo del todo, si atendemos al detalle de que realmente no estamos ante profesionales a la hora de cometer un secuestro, lo que a su vez genera también absurdas situaciones en determinados instantes; pero aun así poco se puede achacar a que las palabras que crean la historia, obra de M. Night Shyamalan, Steve Desmond y Michael Sherman sobre la novela de Paul Tremblay.

En definitiva, sí. Bien. ‘Llaman a la puerta’ no sea posiblemente la mejor obra del cineasta, pero sí que es una película decente e incluso buena, con muchos instantes de agobio y con una sensación de tensión generalizada muy bien elaborada por parte del equipo. Salvando ciertas licencias creativas y la sensación esa de que se podía haber hecho mucho más con lo que se tenía, la película es original, vertiginosa en su ritmo y muy disfrutable.

Tráiler de ‘Llaman a la puerta’.

¿Nos encanta?
Overall
2.7
  • Originalidad
  • Fotografía
  • Montaje y edición
  • Música
  • Guion
  • Interpretaciones

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