Título original: Queen of the Desert
Año: 2015 (Estados Unidos)
Duración: 125 min.
Director: Werner Herzog
Reparto: Nicole Kidman, James Franco, Robert Pattinson, Damian Lewis, Christopher Fulford, Holly Earl, Mark Lewis Jones, Jay Abdo, Michael Jenn, Christina Low
Guión: Werner Herzog
Fotografía: Peter Zeitlinger
Música: Klaus Badelt
Género: Aventuras
Sinopsis: Una crónica sobre la vida de Gertrude Bell, escritora, arqueóloga, exploradora y cartógrafa que colaboró con el Imperio Británico a principios del siglo XX.
Crítica de ‘La reina del desierto‘
por Lourdes Lulu Lou
«“La torre del silencio” emocional e instructivo»
Me lo pensé mucho antes de decidirme a verla, no tanto por su duración -hoy en día, las dos horas de filme es ya un clásico estándar, que aquí se hacen largas- sino porque, de forma abrumadora se habla negativamente de ella, desde el desdén de una pesadez asfixiante a fallo inexplicable de Werner Herzog, quien firma la cinta; mis perspectivas, por tanto, eran la curiosidad de comprobar si se avenía mi opinión a la de la mayoría, o tomaba camino meditado en solitario, como en otras ocasiones, amén de descubrir al personaje y averiguar si su biopic despertaban mi deseo de saber más de ella, o me fundía en una posible desgana…, el tráiler abre apetito, los actores apetecen, así que ¡allí que fui!
Qué rabia da sentarse a degustar un plato que prometía mucho, por la excelente decoración del restaurante, por la meticulosa disposición de la mesa, por la adecuada elección de los comensales, por la interesante información a ser compartida…, y que, a pesar de todo el acertado elenco, su sabor quede distante y aciago; perpleja y desvalida te sientes ante tanta maravilla perceptiva, de ceremoniosos actos y sentido espectáculo escenográfico, donde tu razón, avalada por unos desnutridos oídos, se frustra y cabrea de tan somnífero y desacertado guión, error que no se compensa con la delicia de sus envolventes elementos.
Si se aprecia la espléndida imagen, pero aburre su historia, ésta no realiza con eficiencia la labor para la que nace, al igual que si un camello cojea, por deficiencia de una malograda pata, será inútil para la función que debe desempeñar en el árido desierto; puedes intentar subirte, ha riesgo de caerte, de modo similar que se deja mirar y percibir este relato histórico, cosa distinta es que salgas agradecida de la misma pues, como caballo de pura raza es lustroso y majestuoso, ahora, nefasto y nulo para atravesar el páramo desértico.
Renqueante sensación que anula el conjunto pues, aunque su comité de bienvenida es de una elegante belleza sensual, musical y visual, y ésta se mantiene y repite como constancia lograda a lo largo de su narración, su argumento no seduce, no despierta interés, no logra pasión y locura por su corazón impulsivo, ni por su osada aventura ya que, parece les preocupa más sacar guapa a la Kidman que la misma.
“¿Quién puede conocer mejor a los candidatos?”, la mujer del desierto, una esbelta Nicole Kidman que luce estilo, pero transmite ausencia de ratificación unida con ella, comunicación majestuosa, de domesticada pose fotográfica, sin sentimiento perspicaz o vivo en su consumo, cuya nulidad se confirma, además, con la torpe pareja que forma la estrella con sus compañeros de reparto -bastante usual en ella-, tanto con James Franco como con Robert Pattison, química cero que mejora algo con Damiam Lewis, pero tampoco en exceso.
“Gertrude, no asustes a los hombres con tu inteligencia”, y no lo hace, pues espía para si misma sin permitir que el oyente tenga acceso a su bravura y atrevimiento, a su disposición y perseverancia; historia de una mujer valiente, sólida y decidida que halló una tierra adoptiva con la que fundirse de por vida…, sin embargo, lo que el espectador recibe es un tenue tentempié, de presencia gloriosa, cuyo libreto es superficial y esquivo a la hora de ofrecer el prometido majar que anticipa la existencia de la protagonista, una dama de honor y fe, que supo ser y estar, y cuyo coraje y resistencia le permitieron la invitación -que no requerimiento- a un nuevo y amado mundo, donde dejó huella, señalado recuerdo que a la audiencia no le llega.
Desierta y sin corona yace una valiente reina del desierto, que pudo haber sido, pero se conforma con la habido; entreveía maneras, que con evidencia externa cerciora, pero que no se ven acompasadas con ese pretendido interior salvaje, cuya altura de miras nunca hace cima.
Con tristeza me uno a esa generalizada opinión de pobreza y escasez, en tan desatinada biografía.
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6/10
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7.5/10
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5.5/10
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7/10
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5.5/10
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6/10
Resumen
Lo mejor: su fotografía y exposición escénica.
Lo peor: su cuerpo no late con la misma intensidad y fervor que su fachada.