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‘La historia de Marie Heurtin’ (Jean-Pierre Améris, 2014)

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El más emblemático literato de la lengua alemana, Goethe, dijo: “Siempre queda a cada uno suficiente fuerza para luchar por lo que está convencido”. La perseverancia es una acción estoica, una virtud que suele tener su recompensa. Esa es la parte esencial de la nueva película de Jean-Pierre Améris, ‘La historia de Marie Heurtin’, presentada en la Selección Oficial de la Seminci de Valladolid y premio Variety Piazza de la edición 2014 del Festival de Locarno.

Basada en hechos reales. Finales del siglo XIX, Marie Heurtin es una joven ciega y sordomuda de catorce años que no puede comunicarse con el resto del mundo. La pequeña vive horriblemente aislada en un mundo lleno de oscuridad. Su padre desoye los consejos del médico, que recomienda ingresarla en un manicomio, y decide llevarla al Instituto de Larnay, cerca de Poitiers, que está regentado por una congregación de religiosas que se ocupan de niñas, adolescentes y mujeres sordas. La madre superiora se muestre impotente al tratar con la niña; será gracias a la perseverancia y ayuda de la hermana Marguerite por lo que Marie podrá empezar a salir de las tinieblas.

Aunque no sea su filme más precedente, ‘El hombre que ríe’ fue la última película en dirigir Améris antes de ésta, ‘La historia de Marie Heurtin’ tiene una conexión directa con uno de los largometrajes más celebrados y conocidos del realizador francés y es ‘Tímidos anónimos’ (donde también actúa Isabelle Carré). Aunque la falta de comunicación y el esfuerzo para poder llegar a ella sean los temas de ambos filmes, la manera de relatarlos es completamente diferente.

Al ser una historia real, Améris intenta plasmarla de forma digna, respetuosa. Una narración sobre una monja bonachona que ayuda a una pobre alma en desgracia es un relato que no invita precisamente a visualizarse. Sin embargo, el guion coescrito por el mismo director junto con Philippe Blasdand consigue sortear todos esos momentos dramáticos para dotarlos de realidad sin caer en sensiblerías convencionales.

El cineasta sabe utilizar sus dos fuentes más directas, ‘El milagro de Ana Sullivan’ y ‘El pequeño salvaje, de forma testimonial puesto que Marie Heurtin es un alma salvaje, cierto, pero dotada de un afán de superación y curiosidad que conectan con el espectador. Gracias a la soberbia interpretación de la actriz sordomuda Ariana Rivoire y también por la otra protagonista, Isabelle Carré. Si una es miedo, inocencia, rebeldía, rabia; la otra es perseverancia, fe en la humanidad, estoicismo. Carré es Sor Marguerite, una religiosa que siente como misión ayudar a esa pequeña a salir de ese mundo de tinieblas y que puede comunicarse con la sociedad. Vanguardia accidentada la que creó la hermana puesto que sentó las bases para el lenguaje de los sordo-ciego-mudos.

Película espiritual más por sus actos que por creencias. Su única contra es el grave prejuicio que puede provocar a simple vista este relato. Améris no crea un filme sobre religiosos buenos sino sobre la esperanza en la humanidad. Todo ello firmado con pulcra sobriedad, respeto, honestidad y belleza tanto visual como auditiva.

Como la vida y la muerte, el camino de Marie como el de Sor Marguerite enseña al espectador un tortuoso pero satisfactorio camino hacia la autosuficiencia. Quizás necesite que un esfuerzo personal para el público pero la recompensa sea tan placentera que hace que esa obstinación por lo maravilloso que es lenguaje, sea verbal o no, se valore. Ya dijo Charfort: “La convicción es la conciencia del espíritu”; por eso, ‘La historia de Marie Heurtin’ es una excelente propuesta que no debe pasar desapercibida.

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