El verano es una estación para relajarse, disfrutar de la agradable temperatura, tomarse vacaciones y pasar momentos encantadores con amigos y seres queridos. En el cine esto también ocurre, si desde Italia llegaba ‘Viajo sola’ en forma de mirada tragicómica, desde Francia viene ‘Barbacoa de amigos’, una comedia coral que ha tenido éxito en su país de origen con más de dos millones de espectadores.
Antoine acaba de cumplir 50 años y el regalo más impredecible que le da la vida es un infarto. A partir de ese momento, el médico le dice que debe cuidarse más pero él lleva toda una vida cuidando su salud, su dieta y haciendo ejercicio físico para mantenerse en forma. Con lo cual, Antoine decide cambiar su vida y la de los que le rodean.
La comedia coral francesa tiene unos arquetipos concretos, una comida entre amigos y cónyuges, que se conocen de toda la vida, un ambiente paradisíaco con vacaciones de por medio y un conflicto que se pretender obviar u olvidar. Éric Lavaine coge todos esos clichés y firma una obra divertida, con un sencillo planteamiento, nudo y desenlace, hecha para entretener, sin apenas complejidades y con un simpático reparto.
Con un inicio irregular y escenas entre lo divertido y lo estrambótico, el filme salva los muebles (y la elegancia) cuando la trama deriva en el descanso veraniego de Antoine y sus amigos. Y ahí es donde gana la cinta, en las actuaciones más que solventes de sus actores. Lambert Wilson lidera a un reparto lleno de celebridades galas como Franck Dubosc, Valérie Crouzet, Florence Floresti, Lionel Abelanski o Guillaume de Tonquédec. El divo francés, al que se le ha visto recientemente en ‘Molière en bicicleta’, siempre muestra interpretaciones solventes sea la producción que sea, en esta ocasión se entrega a su personaje mostrando sus mayores miedos en esa temida crisis de los 50. Wilson es el hilo conductor de la película, irradia energía, buen rollo y algo de hijoputismo en su personaje, consigue llevar en todo momento el ritmo, provoca que no decaiga la cinta y lleva a los demás actores a situaciones cómicas de manera espontánea y creíble, los diálogos fluyen y las risas parecen muy reales en varios momentos. Todo lo que da el actor hace que esta barbacoa, o mejor dicho, barbacoas den momento de frescura y desconexión.
Lavaine, pese a realizar una película hecha por y para el entretenimiento, respeta a la audiencia. El director sabe que el público objetivo de esta obra sobrepasa los 35 años, es cosmopolita y tiene exigencias mayores. Por eso, ‘Barbacoa de amigos’ contiene un trasfondo que, si bien su cobertura es ligera, plantea cuestiones de manera amable y condescendiente acerca de la crisis que tienen las personas que llegan a los cincuenta. Porque esa otra cuestión interesante, el cineasta actualiza esas dudas y planteamientos al momento actual, donde esas cuestiones se han retrasado hasta el medio siglo de vida. Evita los errores de Guillaume Canet en su irregular ‘Pequeñas mentiras sin importancia’, donde el drama del amigo ausente no casaba bien con la comedia.
El espectador que espere una comedia indie, profunda, sobre la decadencia en la mediana edad tiene a la estupenda ‘Entre copas’ ya que ‘Barbacoa de amigos’ es un puro divertimento con la amable intención de que la audiencia se relaje y divierta pero con el correcto respeto hacia su inteligencia. Demuestra que la calidad puede combinar bien con la sencillez y lo cotidiano. Una película hecha para el verano, ligera y agradable. Hecha para después irse de cañas con los amigos.