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‘Bojack Horseman’, tráiler y guía para este viaje al séptimo círculo del Infierno

Depression is real

‘BoJack Horseman’ es una creación de Raphael Bob-Waksberg para Netflix. Este viernes 22 la plataforma estrena la tercera temporada y aquí os dejamos el tráiler y una guía para este viaje al séptimo círculo del Infierno.

https://www.youtube.com/watch?v=VESKjoxAmZg

En un Hollywood -Hollywoo en la serie por una serie de circunstancias- donde conviven seres humanos y animales antropomorfos y JD Salinger vuelve a la vida como productor televisivo (¿?), BoJack Horseman (Will Arnett), antigua estrella de la tele gracias a una telecomedia emitida entre los ochenta y noventa tipo ‘Padres Forzosos’, malvive de las rentas y rodando spots que le consigue su ex novia y agente Princess Carolyn (Amy Sedaris), ahoga sus penas en alcohol y otras sustancias en su enorme mansión junto a su amigo Todd (Aaron Paul) y pretende encauzar su carrera escribiendo su biografía con ayuda de una negra, Diane (Alison Brie), quien a su vez es novia de la versión cool y megaultrapositiva de Bojack, el Sr Peanutbutter (Paul F. Tompkins).

Meto la directa. Ver BoJack es el equivalente a la resaca de Año Nuevo tras una Nochevieja; te lo has pasado como un enano, pero el poso de mierda que te deja cuando se acaba es grande. Porque en esta serie la crítica al mundillo del cine y la farándula en general casi queda en un segundo plano, y eso que dan caña a todo lo que se mueve. Pero Waksberg y su grupo de guionistas han venido a retratarte la miseria humana como no había visto en ninguna serie de animación hasta ahora, y pocas en general en las que se atrevan a pisar auténticos campos de minas como lo hacen aquí. Y, quiero insistir en ello, es graciosa, muy MUY graciosa, aunque al principio creo que le cuesta pillar su propia personalidad (hay mucho gag en flashback a lo ‘Padre de Familia’) después va encontrando su tono y, a pesar de que los episodios son autoconclusivos, hay cierta progresión en las tramas que requiere ver la serie en orden y de paso entender mejor la evolución de los personajes.

Todo gira en torno a BoJack, que es un miserable-ególatra-depresivo y lo sabe. Hay un curro de guión y una profundidad en el personaje meritoria para que alguien así te caiga bien. Sabes que merece estar así por cómo trata a todo el mundo, pero quieres que alguien le rescate de los pozos del infierno, porque este tipo… o caballo… lo ha pasado realmente mal en su vida. Y tenemos que parar la cinta de nuevo porque estamos hablando de que esta gente quiere que empatices con un caballo animado misántropo. Pues van y lo consiguen porque BoJack es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta’, y la voz de Will Arnett hace el resto- no suelo ponerme muy tiquismiquis con este tema, pero hay que verla sí o sí en versión original-. Todo ello a costa de que cuando acaba un capítulo se han acabado también las risas y en ese momento me apetece coger una botella de whisky e ir a llorar a un rincón, más si me vienen a la mente los flashbacks sobre su niñez o el capítulo al que va a visitar a un viejo colaborador y amigo de la serie que le dio la fama, que sencillamente te dejan KO. No es una exageración, salvando un par de capítulos que dejan entrever que hay luz al final del túnel el resto no hacen ni caso a algo que se parezca mínimamente a un happy end.

Como en el fondo Waksberg y su equipo no deben ser tan mala gente se inventan a secundarios como Todd (okupa entrañable), el Sr Peanutbutter o VINCENT HOMBREADULTO* que ayudan mucho a aliviar esa carga, y juegan tan bien con la miseria como para darle la vuelta y que resulte realmente tronchante (las visitas a Pinky Penguin, jefe de la editorial en quiebra con la que BoJack va a publicar su biografía son enormes). Amigos del humor negro, ‘BoJack Horseman’ es vuestra aliada.

Voy frenando. Quiero pensar que si esto no fuera animación adulta con animales parlanchines sería el drama televisivo del siglo XXI. Estoy meditando sentado en la frontera sobre si esto es una comedia con tintes (muy) dramáticos o un drama con algún momento cómico y que este tipo de formato es su manera de enmascararlo.  Algo me dice que más bien tira por lo segundo, pero lo que queda de humanidad en mi interior quiere que también vengan a decirte que después de bucear en un pantano enorme de lodo y besar el fondo ya solo se puede ir hacia arriba. Creo.

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