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‘Annabelle’ (John R. Leonetti, 2014)

John Form encuentra el regalo perfecto para su mujer embarazada, Mia: una preciosa e inusual muñeca vintage que lleva un vestido de novia blanco inmaculado. Sin embargo, la alegría de Mia al recibir a Annabelle no dura mucho. Durante la espantosa noche, la pareja ve como miembros de una secta satánica invaden su hogar y los atacan brutalmente. No sólo dejan sangre derramada y terror tras su visita… Los miembros de la secta conjuran un ente de tal maldad que nada de lo que han hecho se compara al siniestro camino a la maldición que ahora es… Annabelle.

Tras el éxito de James Wan, con sus dos partes de Insidious y Expediente Warren: The Conjuring, John R. Leonetti (El efecto mariposa 2, Mortal Kombat: Aniquilación) coge el testigo en este spin-off sobre la historia de los Warren, que pretende contarnos los origenes de la muñeca Annabelle.

La realidad es que Leonetti no es James Wan, pero consigue que su trabajo resulte curiosamente aterrador. En esta ocasión, Wan ha abandonado la dirección para quedar relegado a labores de producción, y así ceder su puesto al director de fotografía de sus últimos proyectos, John R. Leonetti. Viendo sus proyectos más conocidos, podría ser motivo para echarse a temblar, pero la verdad es que Leonetti, ha aprendido muchísimo trabajando al lado de Wan, de eso no hay duda.

Dentro del cine de terror, se van sucediendo modas en las que se repiten una y otra vez esquemas de éxito. Hace unos años, tuvimos el cine asiático y sus adaptaciones americanas. Después de eso, tuvimos historias de fantasmas que se tornaban repetitivas y tiraban por el susto fácil.

Hasta que llegó James Wan y pese a que no inventó nada, su estilo revitalizó muchísimo a este género. Su estilo en el terror, usando la fotografía de forma muy eficaz, con esos fantasmas de ancianas y situaciones angustiosas, han atrapado al público en esta nueva época.

Annabelle, es una precuela de Expediente Warren, y aunque no está dirigida por Wan, como ya hemos recalcado, pertenece totalmente a su estilo.

John R. Leonetti se ayuda de un escaso reparto, aunque más que suficiente, para aterrorizarnos en cada escena que se produce. Annabelle Wallis (Sword of vengeance, X-Men: Primera Generación, Los Tudor Serie TV) es la actriz que más destaca, interpreta a Mia, sabiendo plasmar de manera correcta las distintas emociones que le tocan, adecuándose a la escena; Ward Horton (El lobo de Wall Street, Letting Go, Con el amor no hay quien pueda) interpreta a John, aunque no aporta demasiado a pesar de ser el marido que ofrece su apoyo a su esposa en todo momento; Alfre Woodard (12 años de esclavitud, American Violet, Déjate llevar) es la bibliotecaria Evelyn, que tendrá más constancia en los compases finales; Tony Amendola (Forbidden Warrior, Una porción de amor, La máscara del Zorro) es el Padre Pérez, creíble en su papel, y al igual que Evelyn, personaje que tendrá más repercusión en las escenas finales.

Pero la estrella de la función es la marioneta Annabelle. Cada vez que aparece en pantalla con esos planos fijos tan inquietantes, te hacen desear que aparezca más durante la película, a pesar de la incomodidad que produce su sola presencia.

A pesar de contar con un principio un tanto descafeinado, a lo largo de la película se van sucediendo las situaciones terroríficas y la tensión hasta el punto de transmitir casi tanta inquietud como su antecesora.

El argumento, por tanto, va de menos a más, cosa que el espectador agradece enormemente. Annabelle no trata solamente de una muñeca maldita, en realidad hay mucho más.

 

Dentro de la película, nos encontramos guiños a los clásicos del terror, como por ejemplo La semilla del diablo, El exorcista, o incluso a la primera parte de Insidious.

Auténtico miedo, impotencia, agobio, ansiedad y asfixia. Sensaciones que Annabelle nos produce desde el principio de la película. Quizás sea la presencia de esa muñeca inanimada, con sus enormes ojos abiertos sin saber si nos observa o no. Quizás sea la vulnerabilidad y la fragilidad que nos transmiten los protagonistas de esta terrorífica historia. Porque el miedo, es quizás una de las sensaciones más potentes que pueda experimentar el ser humano, a la vez que la más subjetiva. Cada persona tiene un temor diferente.

El tratamiento de lo sobrenatural y cómo afecta a la realidad es idéntico a las obras precedentes, y habría que ver qué sucede con Insidious 3, dirigida por Leigh Whannell, para intentar descubrir si la influencia de Wan en el género de terror viene incorporada a sus colaboradores más cercanos, o si por fin, se entenderá que el mérito de James Wan no es inventar nada, sino recuperar lo clásico y plantearlo de forma virtuosa: entornos agobiantes grabados con una cámara serpenteante o una capacidad increíble para crear trazos de casa del terror.

 

La banda sonora, a cargo de Joseph Bishara, es muy inquietante y tenebrosa, sobre todo, en algunos puntos de la película, que consigue ponerte el vello de punta, sin duda. Este músico ya realizó las bandas sonoras de 11-11-11, Insidious o Expediente Warren: The Conjuring.

La ambientación sesentera y la presencia de escenarios tan escalofriantes, se lo debemos a James Kniest, el responsable de fotografía, que juega constantemente con los contrastes de luz.

En conclusión, puede que se haya esperado más de Annabelle por «culpa» de su predecesora, pero no por ello deja de ser una buena película de terror que cumple con creces su cometido. Si quieres pasar un buen rato de terror, Annabelle debe de ser tu apuesta.

Aquí os dejo una parte de su Banda Sonora Original, que como ya os decía antes, es cuanto menos, inquietante:

Tráiler

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