Este artículo forma parte de una serie de publicaciones que haremos en torno a los retos del cine en España.
Una de las cosas que más se echan de menos en esta mal llamada ‘nueva normalidad’ es la facilidad para quedar a tomar un café para hacer una entrevista, algo que tanto Ana Méndez, co-fundadora de Creando Redes, como yo, nos lamentamos nada más empezar este encuentro virtual. Sin embargo, tanto el milagro de las videollamadas como el tono cercano, sereno y amistoso de Ana hace que las distancias se recorten, casi desaparezcan.
Me «recibe» (me niego a decir «descuelga») desde su oficina de Creando Redes, situada en la Calle Regalada, 5, en una suerte de punto equidistante entre los metros de Pacífico, Conde de Casal y Menéndez Pelayo en Madrid, tal y como revela esta nueva forma de desplazarse por la geografía (principalmente urbana) que es Google Maps. Según me comenta, tanto ella como Sandra Magro, co-fundadora también de la empresa y bióloga al igual que Ana, están volviendo poco a poco a la oficina, intentando recuperar ciertas dinámicas e ir cerrando cosas antes de que agosto ponga todo en stand-by, ya que hay hábitos nacionales que parecen resistir al embate de la Covid-19.
‘Creando redes’ es, tal y como anuncian en su web, “la primera empresa de Restauración Ecológica de España que trabaja con el sector público y privado para recuperar ecosistemas que han sido degradados por causas humanas o naturales, desarrollar la infraestructura verde urbana y rural, y poner en valor el capital natural del territorio”, para lo cual llevan a cabo tanto labores de consultoría como formaciones o proyectos de sensibilización como #Sensibiliz(Arte), donde utilizan el arte como herramienta para hacer que la población empatice con los retos medioambientales.
En este contexto, Ana y Sandra decidieron recientemente que, además de los sectores con los que están más acostumbradas a trabajar como el sector de la energía, la minería, la construcción, el agroalimentario o el textil, “sectores que tienen unos impactos y unas dependencias muy importantes de los recursos naturales y del capital natural”, merecía la pena empezar a colaborar con el sector audiovisual para integrar la reflexión sobre la sostenibilidad, donde aún está todo por hacer: “Nosotras nos hemos sorprendido con que en algunos rodajes no se separan residuos en un rodaje. O sea, cosas como de primero; cosas que haces en tu casa en un rodaje no siempre ocurren”.
Por eso, desde MagaZinema queremos poner nuestro granito de arena recuperando aquí algunos de los principales mensajes de aquel encuentro tan enriquecedor, inspirador y necesario para un sector que, como nos responde rotundamente Ana al preguntarle si cree que veremos un cambio en los próximos cinco o diez años, “Sí. Creo, de hecho, que es una transformación que va a ocurrir en 2-3 años.”
UN SECTOR SIN REGULACIÓN
Para entender cómo la sostenibilidad puede impactar en el sector audiovisual es fundamental entender el punto de partida, muy distinto al de otros sectores como los mencionados más arriba: “El sector audiovisual es particular y a mí me sorprende muchísimo porque no tiene una legislación detrás que le obliga. Hay otros sectores que tienen una presión legislativa que les obliga (“oye, cuidado, esto es ecológicamente sensible, tienes que cuidarlo”), y sin embargo para rodar no ocurre eso.”.
Sin embargo, admite, “una de las cosas que apasionan mucho de esto es que ves a las personas con muchas ganas. Es que lo que ves también es que la gente que trabaja en las productoras saben que las cosas se pueden hacer mejor”, algo que es clave en un sector desregulado, ya que al no tener “una legislación que les obliga al final es todo porque la industria lo quiere hacer”.
Por eso, insiste, el problema en el sector audiovisual no es que no tenga interés en adoptar medidas medioambientales sino que el peligro está en que “estas ganas no nos lleven a correr antes de saber andar”, ya que se corre el peligro de caer en la “sellitis”: “no podemos tener un sello y un certificado sin tener muy claro qué mide ese sello o ese certificado”. De ahí que “nosotras estamos posicionándonos en el sector y estamos abriendo un mercado generando esta necesidad y haciendo ver a las productoras que sí que existe una manera, que es posible que un estándar no llegue a ser tan necesario, pero que sí que es posible generar una metodología y trabajar con una metodología basada en criterios científicos y técnicos, que para nosotras es bastante importante”. De hecho, ése ha sido su foco al trabajar con otras industrias y también lo es al trabajar con con el sector audiovisual, habiendo generado “una metodología propia que precisamente lo que hace es, por una parte, calcular tus impactos medioambientales y sociales, y, por otra parte, proponerte soluciones para reducir ese impacto.”
LA APARICIÓN DE NUEVAS ORGANIZACIONES
Debido a esta conciencia creciente que va surgiendo dentro del sector “empiezan a surgir pequeñas consultoras muy muy muy especializadas que además nacen de gente más pegada al mundo de la producción y al mundo de audiovisual más que al mundo de la sostenibilidad y del medioambiente. Entonces se empiezan a generar pequeñas acciones que tienen un poco de valor y que está muy bien en lugares muy concretos de España, pero no había nada, no había ningún book.“.
Igualmente, surgen otras empresas e iniciativas con los que también colaboran desde Creando Redes, como Fiction changing the world, una empresa especializada en rodajes sostenibles, o Anoher way film festival, el festival de cine sobre progresos sostenible de Madrid cuya sexta edición se celebrará en la Cineteca de Matadero en octubre de 2020 (si nada lo impide, claro). La aparición de este tipo de empresas y de iniciativas públicas son las que están haciendo que poco a poco se vaya gestando la creación de una nueva asociación, APAS (Alianza para la sostenibilidad en el sector audiovisual), “en la que todavía no tenemos ni forma jurídica”, de la que forman parte tanto Creando Redes como otras organizaciones de gente experta en sostenibilidad, productoras de cine, office como la Mallorca Film Office o Promálaga, administraciones pública y productoras de service y publicidad: “¿Cuál es el objetivo de esta asociación? Precisamente marcar el camino de la producción audiovisual sostenible: generar marcos de referencia, generar metodologías de trabajo o generar comunicación orientada a esto”; ya que “uno de los grandes problemas que tenemos y en los que estamos trabajando en la Alianza es en ‘¿qué es la sostenibilidad?’. Es que empecemos por ahí, ¿no? Porque claro, si no marcamos un marco conceptual para trabajar sobre él nos vamos a encontrar con que lo que yo contemplo como sostenibilidad no es lo que contemplas tú. Y eso es un problema. Tiene que haber un marco, tiene que haber una serie de definiciones claras que la industria acoja y que cuando hablamos de sostenibilidad estemos hablando de lo mismo. Porque si no es eso, nos lo llevamos a que yo por hacer separación de residuos en mi rodaje he hecho un rodaje sostenible. Pues no, tío. Es que esto es mucho más profundo y mucho más transformador. Eso es una acción y eso lo tienes que hacer, lo que no sé es cómo no lo estás haciendo. Pero es que esto es mucho más profundo.”
LA IMPORTANCIA DE MEDIR
Justamente por el hecho de que la sostenibilidad implicará un cambio en las reglas del juego, la principal tarea a día es hoy es medir y “darle rigor al asunto porque el rigor es lo que nos va a dar credibilidad”. Se abre, por tanto, “la oportunidad de que esto sea un posicionamiento brutal, de hacer las cosas muy bien y de que seamos el foco, que los focos vayan hacia el cine español y hacia la producción española. Pero también tenemos el peligro de que si la cagamos se acabó.” El problema está en que “tenemos pocas balas en la recámara” y “si tú ahora mismo corres mucho, haces las cosas con poca solvencia, no se sabe muy bien de dónde sacar los datos (…) se te va a echar la gente que sabe encima y se te van a quitar las ganas de hacer cosas.”
No obstante, ése es solo el primer paso ya que “nosotras nos metemos en esto con la idea de restaurar. Es decir, ahora estamos en un momento de medir tus impactos, pero a lo que tenemos que llegar es a que tú, si quieres rodar en Doñana, vas a poder rodar en Doñana porque es que después vas a tener que restaurar”.
El problema también está que a día de hoy cuesta encontrar referentes, pues al preguntarle, confiesa que “me cuesta un poco” y complementa desgraciadamente con un “Sí que es cierto que tengo más ejemplos de los que no”. El principal referente, no obstante es HBO, que está “marcando un poco el camino y sacando un propio estándar de cómo se tiene que producir en verde”: “HBO lo que ha dicho es ‘Mira, a partir de ahora todas las producciones que vayan a estar en mi plataforma o que vayan a ser producidas por mí tienen que ser sostenibles y yo marco ese estándar. ¡Ajústate!”. Adicionalmente, “sí que es cierto que está habiendo determinados movimientos del sector audiovisual en Francia, del mundo del cine en Francia, que también son un referente en este sentido. También hay un proyecto europeo y que está Promálaga en él que se llama Green Screen (…), un proyecto europeo muy centrado en huella de carbono“, pero, insiste, “nuestro approach es más amplio: nosotras ya que están empezando queremos que vayan a máximos y no queremos que piensen solo en carbono, que piensen también en otro tipo de líneas de trabajo”.
UN ACOMPAÑAMIENTO INTEGRAL
El apoyo de Creando Redes, así como de otras de sus compañeras como Fiction changing the world, es un apoyo transversal a todo el proceso de creación audiovisual incluyendo los primeros pasos del proyecto: “Uno de los servicios también de consultoría que ofrecen tiene que ver con cómo puedes hacer tu guión sostenible”, para lo cual, insiste, no “altero el guión de nadie. (…) La cuestión es: nosotros podemos analizar ese guión y decir ‘¿hay algunas cosas que pueden cambiar?’. Los rodajes por la noche tienen muchísimo más impacto que por el día, ¿podemos buscar cómo transmitir esto sin que tenga que ser un rodaje en exterior por la noche? ¿Podemos aprovechar esto y ver cómo lo hacemos aprovechando la luz natural? Lo que nos gusta al trabajar con el equipo de guión en esta primeríiiisima fase son varias cosas: que hay cosas que tú ya puedes ir cambiando de lo que va a pasar después (y el trabajar con el guión tiene esa potencialidad, que tú ya estás marcando un camino de lo que va a pasar después), y una cosa muy importante: el mundo audiovisual, el mundo del cine genera un lifestyle”. Esta idea del mundo como generador de lifestyle es clave para Ana, porque “el cine nos cambia y nos moldea como cultura”, por lo que debemos preguntarnos ‘¿hasta qué punto a través del guión y de la historia que yo cuento también puedo estar hablando de sostenibilidad o transmitiendo sostenibilidad?’. Esto tiene una potencialidad y me parece que eso puede cambiar a la sociedad”.
Para ello recurre a ejemplos más pequeños como que los personajes podrían beber en loza en vez de en vasos de plástico o reutilizables (donde pone a Inception como ejemplo anecdótico) o que sus protagonistas viajen en un coche eléctrico de car sharing, pero también aborda la importancia que tienen las localizaciones como movilizadores del turismo, ya que “La responsabilidad que tiene el sector del cine y el sector audiovisual relacionado con este lifestyle del que hablábamos antes es que tienen una capacidad de atraer a las personas a los lugares de rodaje locas. Y eso puede ser un problema”. Uno de los casos más llamativos a los que recurre es al del efecto turístico que tuvo ‘La playa’ (2000, Danny Boyle) con Leonardo DiCaprio, que obligó al gobierno de Tailandia a cerrar hace unos años la playa de Maya Bay con el fin de recuperar el capital natural destruído por el exceso de turistas, o el caso de Piratas del caribe (2003, Gore Verbinski), donde “se construían en el Caribe una mini-ciudad, urbanizaciones, porque tú ibas a estar aquí 4 meses y como tú vas con todos los millones del mundo, claro, pues al final lo que construyo es una mini-ciudad. Y cuando me piro a veces eso se queda ahí. Y si lo quito lo que se queda es un espacio bastante de mierda”. Y lo mismo ocurre en España con el rodaje de Juego de Tronos en Gaztelugatxe, una ermita remota situada a apenas 30km de Bilbao que permitió dar vida a Rocadragón, donde “el Gobierno ha tenido que controlar aforos y ha tenido que construir una mierda de parking, tío. Porque la gente estaba dejando los coches…Aquello el turismo que recibía era de risa. Y ahora se te mueven miles de personas para allá. Eso genera un impacto brutal”. No obstante, este impacto es un arma de doble filo que hasta ahora ha propiciado que el impacto medioambiental no haya sido la prioridad, ya que “tiene un impacto económico brutal, eso también. Y por eso todo el mundo quiere que se ruede en su casa”.
Por eso, además de en esa fase temprana de apoyo en el guión, donde más trabajan es en toda la parte de la producción en sí con una visión holística: “Nosotras trabajamos por departamentos: la parte de iluminación, la parte de digamos de la parte grande, gorda de energía… Y eso sería una parte. Pero, por ejemplo, cuestiones de maquillaje: tú puedes contratar a proveedores y puedes contratar a gente de vestuarios y maquillaje que te traiga unos materiales reciclados, que es economía circular, desde luego veganos que no han sido testados en animales…”. Esto produce que “siempre se piensa que la sostenibilidad es cara, que la sostenibilidad es trabajosa… y puede ser, hay una parte que sí, no te voy a engañar, es así”, pero también habla de que uno de sus objetivos es alcanzar un “balance”, de modo que “en el cómputo total, en el balance de ese rodaje, como yo te genero ahorros en otros departamentos al final mi objetivo es que esto no te salga más caro, mucho más caro… e incluso te podemos encontrar ahorros”. Un ejemplo claro de ahorro, nos dice Ana, es “optimizar los transportes en un rodaje. ¡Y te estoy hablando de optimizar! Ya si de hecho la flota de coches y me cambias el coche de diesel y las furgonetas por eléctrico ya ni hablamos. Pero te estoy hablando ya solo de optimizar transporte, de las rutas que hacéis todos los días para recoger al equipo, o que estáis llevando nosecuantos coches cuando podríais llevar menos, optimizando las rutas de recogida… Con estas cosas te estás ahorrando pasta y estás reduciendo muchísimo tu impacto”. De ahí que Ana no vea esto como una traba para las producciones pequeñas o incluso para los cortometrajes, ya que “además el impacto es mucho menor”.
Al final, lo que tiene que tener en cuenta el sector es que “cuando tú te vas, por ejemplo, a rodar fuera normalmente a un espacio natural más o menos, y generas explosiones, llevas caravanas, llevas un set de rodaje, construyes, quitas… Estás generando el mismo impacto ambiental que cuando Acciona construye una carretera.“
Además, su acompañamiento en la producción no se limita únicamente a esa planificación y desarrollo de la producción sino que continúa durante toda la promoción, ayudando en “la todo lo que tiene que ver con, por ejemplo, campañas de marketing, mensajes que comunicar de lo que tú has hecho, etc.”, algo que es clave, ya que “este sector tiene una peculiaridad muy grande y es que efectivamente para ellos la imagen y para ellos la marca y los valores que transmiten lo son todo: les trae dinero, les trae inversores, les trae taquilla… les trae todo.”.
TRIPLE PRESIÓN
Este cambio que Ana vaticina que se producirá en los próximos 2-3 años se debe principalmente a que “hay tres puntos de presión que son muy importantes” que resume en “legislación, pasta, sociedad”.
El primer de ellos es la legislación y “la administración pública”, teniendo en cuenta, en primer lugar, a las “Administraciones Públicas Regionales, las Comunidades Autónomas, que son las que tienen también la potestad para legislar en este sentido son las que van controlando esto”, como, por ejemplo, la Tenerife Film Office, a los cuales pone de ejemplo: “un poco todo lo que se está llevando en las Islas Canarias son los más avanzados (…) por una razón muy sencilla: más del 70% de Canarias es espacio natural protegido”. No obstante, el gran cambio puede venir de la mano del ICAA, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales adscrito al Ministerio de Cultura, ya que es quien gestiona las subvenciones y actualmente está trabajando junto con el Ministerio de Transición Ecológica en condicionar parte de la puntuaciones para las subvenciones a criterios de sostenibilidad, algo que puede acelerar muchísimo el proceso de adopción: “Claro, es que para que te hagas una idea es tan tan competitiva esta historia que por medio punto te puedes quedar fuera de la financiación, y por lo tanto no poder hacer tu película”. Lo mismo ocurre también con la Academia de Cine porque “si la Academia de Cine dice ¡pum, p’alante!, pues lleva detrás a los grandes directores… Porque al final la Academia de Cine lo que hace es atraer como a la otra parte: a directores, actores… y esos son los últimos que quedan por encajar en esta película, nunca mejor dicho.”.
El segundo punto de presión (aunque muy ligado al anterior) sería “la financiación”, ya no solo desde las instituciones públicas sino también desde empresas privadas, especialmente dentro del service y de la publicidad, ya que “están una serie de marcas que de repente empiezan a decir ‘Vamos a ver, yo me estoy pegando y me estoy currando unos valores y una marca basada en sostenibilidad que exijo a todos mis proveedores, pues no puede ser que cuando yo hago publi de repente esto sea el despiporre del plástico…’. Además, debe tenerse en cuenta también a la hora de aceptar ciertas implicaciones de acciones que pueden parecer buenas pero que tienen unas implicaciones contrarias al propio fin, ya que “hemos llegado a ver habitaciones con tres o cuatro aparatos de aire acondicionado refrigerando fruta porque las personas que venían a grabar es que comen eso. Que yo lo entiendo porque estás trayendo artistas, pero me encanta porque comes fruta y eres vegana y eres la hostia, pero tienes aquí refrigerando una habitación para ti. Entonces, bueno, no es fácil;la entrada no es fácil porque esta gente viene de tener el campo libre. ¡Ves que no les piden nada! Entonces nosotras trabajamos haciendo consultoría con ellas”.
Por último, un asunto fundamental: “la sociedad”. “A nosotras nos han dicho productoras ‘Nosotras antes íbamos a rodar y se acercaba la gente al rodaje y ‘¡Ah! Penélope Cruz, ¡ay! nosequién, ¡ay, qué guay!’ y ahora se nos acerca la gente y nos dice ‘Perdona, esta movida que está echando humo, este generador infecto, ¿cuánto tiempo dices que lo vas a tener aquí enchufado?’”. De repente las bolsas de basura de todo junto… y ahí se te puede escapar una foto que va a Twitter y la has liado. Entonces, hay un punto de presión que es la sociedad que nosotras identificamos y que es bastante importante.”. De hecho, nos confiesa que “El otro día hablábamos con gente de la asociación y nos decían “Es que en los últimos festivales que hemos ido, en la Berlinale y tal, se habla más de sostenibilidad que de cine”.
LA SOSTENIBILIDAD NO ACABA EN EL VERDE
La sostenibilidad, por tanto, parece que va a llegar antes que el milenarismo. Y no solo va a llegar sino que, por lo que nos cuenta Ana, ya está llegando. Ahora bien, como nos matiza ella, cuando desde Creando Redes hablan de sostenibilidad hablan de “calcular tus impactos medioambientales y sociales”, ya que “es un sector complicado porque es un sector que en esta explosión que hablábamos la seguridad laboral que tiene es muy complicada: los horarios… A eso hay que meterle mano, a una parte de sostenibilidad de las personitas que trabajan que no es fácil.“. Por desgracia, los horarios leoninos, la incertidumbre y la precariedad en el sector son un leit motiv dentro del sector audiovisual que todos hemos asumido sin rechistar demasiado, ya que “por desgracia, este sector tampoco tiene una fuerza sindical” y habitualmente tienen que asumir que “ni conciliación ni nada. O sea, nada. Olvídate. ¿Qué pasa? Que también se paga muy bien, ésa es la trampa de todo esto: como te pago una pasta que flipas, pues puedo esclavizarte”.
Por todo ello, es esperanzador ver que empieza a haber movimiento dentro del propio sector y que poco a poco van surgiendo iniciativas que permitan seguir avanzando en esta dirección donde la sostenibilidad no sea visto como un pesado fardo encadenado a nuestros tobillos sino como un rayo de esperanza, una luz al final del tunel: “A mí me parece que ése es el cambio de chip: el no pensar que la sostenibilidad es un gasto sino que es una inversión”. Esperemos que, como vaticina Ana, ese reseteo mental se produzca más pronto que tarde. Por eso, no podemos más que desearle suerte a iniciativas como Creando Redes, Fiction changing the world, Another Way Film Festival o la embrionaria APAS por crear las brújulas necesarias para que el sector audiovisual se encamine en la dirección correcta.